Mató a cuatro personas: Perpetua para el asesino que invocaba a San La Muerte

POR VIRGINIA MESSI

Marcelo Antelo (24) cometió los crímenes en siete meses de 2010, en el Bajo Flores. Se cree que ofrendaba las muertes a un santo pagano. Los familiares de las víctimas celebraron la condena.

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Festejo amargo. Gisela, hermana del asesinado Marcelo Cabrera, tras escuchar el fallo condenatorio. /nestor garcia

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08/09/12

La sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal N° 27 parecía una olla a presión : de un lado estaba el acusado, Marcelo Antelo (24), imputado de haber matado a cinco personas en la zona de la villa 1–11–14, del Bajo Flores, en apenas siete meses, entre febrero y agosto de 2010; del otro lado estaban los familiares de tres de las víctimas , clavándole la mirada.

Afuera, en el hall de los tribunales de Paraguay 1536, una docena de policías federales vestidos a lo Robocop disuadían con su sola presencia a cualquiera que amenazara con alterar el orden. En la vereda, más familiares de las víctimas esperaban tensos, golpeando de vez en cuando la ventana detrás de la cual se encontraba sentado Antelo. El acusado estaba entre serio e inexpresivo, con la cabeza baja y un guardia penitenciario a cada lado .

“Lacra”; “te vas a morir en la cárcel, hijo de puta”, le gritaban desde la calle mientras se esperaba la llegada de los jueces. En la sala de audiencias sólo se escuchaban los sollozos de la madre de Rodrigo Ezcurra y de las hermanas de Pablo Zaniuk y Marcelo Cabrera.

Todo duró cinco minutos. Ese fue el tiempo que le tomó al presidente del tribunal, Federico Salvá, leer el veredicto (los fundamentos se conocerán el 14 de septiembre). Ni bien los familiares escucharon de boca del juez la frase “prisión perpetua”, estallaron. Algunos insultaron al acusado hasta quedarse afónicos , otros se doblaron por el dolor y la angustia contenida. Y lloraron, lloraron hasta temblar, hasta casi el desmayo.

Así comenzó a cerrarse uno de los casos más violentos de los últimos años. Marcelo Antelo (“Marcelito”) fue detenido el 28 de agosto de 2010 acusado de una larga serie de asesinatos, cinco de los cuales llegaron a la etapa de juicio oral. A la seguidilla se la conoció como los “crímenes de San la Muerte” porque, según testimonios de la causa, Antelo invocaba a ese santo pagano.

El TOC N° 27 lo condenó ayer a prisión perpetua por cuatro de los cinco homicidios, un intento de homicidio, lesiones graves, robo y tenencia de arma de guerra (ver Los delitos...). Era la pena que habían solicitado los querellantes, mientras que el fiscal Raúl María Cavallini había pedido 25 años.

El juicio contra Marcelo Antelo –actualmente detenido en el penal de Ezeiza– comenzó el lunes 6 de agosto. Sólo una vez apareció en la sala su madre, quien fue a una audiencia acompañada por una tía de “Marcelito”. Ayer ningún familiar suyo fue a escuchar el veredicto .

Durante el debate oral, los jueces debieron escuchar cómo testigos que durante la etapa de instrucción habían incriminado a Antelo de golpe sostenían en las audiencias que no lo habían visto bien porque estaba muy oscuro. O directamente desmentían lo que habían declarado antes. De hecho, ayer el tribunal le dedicó un punto del veredicto a dos de ellos: ordenó que se extrajeran testimonios para comenzar a investigarlos por los delitos de “falso testimonio” y “testigo remiso”.

El miedo a declarar contra alguien del mismo barrio se hizo sentir. Al punto de que la Oficina de Asistencia a la Víctima (OFAVI) de la Procuración General de la Nación debió intervenir para ayudar a que uno de los testigos del caso se mudara de casa.

Pero no todos le tuvieron miedo a “Marcelito”. Y sus declaraciones más una pericia balística (el arma que se le secuestró en su detención fue la usada en algunos de los homicidios) llevaron a los jueces a condenarlo.

“ Adentro te van a matar los pibes, puto”; “vas a ver lo que es la tumba ”, le gritaron los familiares de Marcelo Cabrera antes de que los invitaran a abandonar la sala, ya leído el veredicto. Toda la familia de esta víctima fue ayer a los tribunales con remeras con la foto del chico asesinado. Repartieron volantes de “Antelo Asesino” y levantaron carteles reclamando justicia. Alexandra Zaniuk (27), hermana de otra víctima, se sentó en la segunda fila y sólo pudo llorar.

Justo frente a Marcelo Antelo, del otro lado de la sala, se ubicaron los padres y los tres hermanos del estudiante Rodrigo Ezcurra. Ellos no gritaron. Como si se hubieran puesto de acuerdo, fijaron la vista en “Marcelito,” que trataba de esconderse detrás de sus abogados defensores. Pero el llanto hizo que apartaran la mirada.