Las voces que están en sepia
Seis mujeres de ascendencia afro conforman el grupo Teatro-debate en Sepia y la Asociación Civil Todo en Sepia. Interpretan Afrolatinoamericanas. De voces susurros, gritos y silencios, que subraya la invisibilización de la mujer negra en la historia argentina.
Sin embargo, Egido decidió convocar a las mujeres del elenco para realizar la obra Afrolatinoamericanas. De voces susurros, gritos y silencios en el Museo de la Mujer antes del Bicentenario, momento en que, según la directora, “se puso muy de relieve la ausencia de la mujer negra en la historia de la sociedad argentina”. Esta obra teatral pone en escena diversos textos históricos y de poesía escritos por mujeres afrolatinoamericanas desde la época de la esclavitud a la actualidad.
Según Egido, en ellos “se relatan las pasiones e ilusiones de mujeres que lucharon y se rebelaron, para sobrevivir y rehacer sus vidas”. En la obra se recuerda especialmente a “Carmen Ledesma y Josefa Tenorio, quienes participaron activamente en las batallas del siglo XIX y murieron esclavas y olvidadas de la historia”, amplió.
Luego de varios años de trabajar la afrodescendencia en la Argentina desde las artes escénicas, el grupo se conformó recientemente como una asociación civil de carácter cultural que, según su manifiesto, busca “quebrar la histórica indiferencia y olvido de la presencia de los afrodescendientes esclavizados en la Argentina”. El objetivo de la asociación Todo en Sepia es “promover actividades culturales para el reconocimiento y la eliminación de la discriminación étnica, de género y de clase de las mujeres afro de Argentina”.
“Afrolatinoamericanas... es una obra que confronta esa aparente ausencia de afrodescendientes en Argentina”, contó Silvia Balbuena, higienista dental cuya primera incursión en el teatro fue a través de esta presentación. “Yo soy quinta generación desde el barco hasta acá y sólo a través del teatro empecé a tomar conciencia de lo que era ser afroargentina”, relató a este diario.
Según Balbuena, “uno aprende en la escuela que el negrito era el mazamorrero, cuando aportó tanto como el resto a las luchas por la independencia y la conformación de la Argentina”.
Irene Gaulli es una actriz afrouruguaya que aceptó hacer la obra para hacer honor a su “mamá y abuela negras. Fui descubriendo muchas cosas, para mí era normal que mi abuela fuera negra, nunca pensé en una valoración negativa por el color de piel”, explicó. “A medida que crecía me fui dando cuenta de que a la negritud se le imprime una carga muy negativa, a veces por omisión, como cuando te dicen que acá no hay negros”, señaló Irene. Según la actriz, “en el teatro nos damos un espacio y podemos reflexionar sobre esto”.
Anastacia Giménez se describe como “actriz afroguaraní” y llegó desde Paraguay sin hablar “ni una sola palabra del idioma”. Sin embargo, fue a través de la actuación y del estudio que comenzó a armarse de las herramientas para “tener una voz” como mujer afrodescendiente.
“Lo que hacemos en TES no es cualquier obra”, explicó Irene Bazzano, la más nueva de las integrantes del elenco. A este tipo de teatro, “se lo vive despertando cosas que estaban calladas. Una entiende que lo malo se asocia a lo negro, que hay una discriminación que descansa en la invisibilización de la población afro y todo lo que atravesó”, manifestó Bazzano.
“Cuando hacemos las giras por distintos barrios y vivimos la situación del debate, vemos cómo muchas cabezas se retiran cambiadas de esa experiencia”, reflexionó la actriz. “El teatro es una forma de apertura de mente que se da desde el cariño y no desde la protesta”, concluyó.
En el taller de teatro-debate que realizan después de las funciones, las actrices buscan interpelar a un público de mujeres afro para impulsar soluciones a sus “realidades familiares, sociales y laborales”. Según Egido “no existen datos certeros sobre la realidad de la población afro y nosotras queremos encontrar datos fiables a través del teatro. Se trata de conocer la realidad que enfrentamos las mujeres negras y nuestras familias a través de la interacción con la audiencia”, agregó.
“En esta experiencia buscamos textos de autoras afro e interpretes afro. Me sorprende mucho que a veces una termina las funciones y se acerca gente con mucha honestidad a decirnos que nunca había pensado en que la invisibilización es también un tipo de violencia y discriminación”, expresó Egido. “El teatro es una forma de pensar y construir la sociedad democrática que queremos porque facilita otros caminos de expresión que generan en los públicos nuevos grados de reflexión”, concluyó.
Informe: María Fernanda Rezzano.
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